lunes, 10 de febrero de 2014

LA TORMENTA PERFECTA

Seguimos capeando el temporal, y lo digo en el sentido estricto de la palabra, pues desde hace varias semanas no damos abasto con los temporales. Hace unos años ni siquiera habíamos oído hablar de las ciclogénesis explosivas, esos fenómenos atmosféricos que solían ocurrir de Pascuas a Ramos y que ahora nos visitan con relativa frecuencia.

Pero lo que está ocurriendo este invierno, nadie lo recuerda. Es un temporal tras otro que se ha cobrado varias vidas, y que amenaza con ser catastrófico para la flota pesquera del Cantábrico. No es de extrañar que algunos barcos, los más grandes, hayan decidido salir a faenar y enfrentarse a la tormenta perfecta para ganarse el pan.

Crías de foca arrastradas hacia la costa, aves muertas, diques reventados, paseos costeros pulverizados, museos arrasados por un golpe de mar... Claro que, en esto último, la culpa es nuestra por empeñarnos en robarle a la mar un espacio que no nos pertenece. Es entonces cuando la masa enfurecida quiere recuperar lo que es suyo y nos castiga de forma implacable.

He lamentado la pérdida del  Museo del Calamar en la villa de Luarca. ¡Aún no lo había visitado! 
Y diréis vosotros: "bueno, si solo eran calamares que los reemplacen por otros y sanseacabó". Pero el caso es que estos cefalópodos -y que conste que esto no es ningún insulto- eran gigantes, del tipo de téutidos que Julio Verne imaginó en "Veinte mil leguas de viaje submarino".
Una lástima.

La parte positiva, si es que la hay, es que nos ha servido para echarnos unas risas cuando Mariló Montero, presentadora del programa "La mañana de la 1", preguntó al responsable del museo si los calamares estaban vivos, ignorando que estas especies viven a más de dos mil metros de profundidad. 

En fin, que no está la cosa para salir de casa. 

El último temporal se llamaba Ruth. Y nos ha hecho pasar media noche en vela. 
Reconozco que el ruido del oleaje impactando contra la costa puede ser atronador, pero os aseguro que el estruendo que causan las ramas de los árboles al ser zarandeadas por el viento no es menos inquietante, sobre todo cuando ya se te ha caído algún árbol de veinte metros sobre la casa. 
Por la mañana, tocó inspección. Esta vez solo un par de árboles arrancados de sus raíces. Otros años he llegado a contar hasta nueve. 
También he visto cómo la fuerza del viento partía un viejo roble y lanzaba el tronco, de considerable grosor, a varios metros de distancia. 


Cudillero
Siempre me asombra el poder de la naturaleza y lo poco que podemos hacer para evitar los desastres. También me fascina la calma que precede a la tormenta; el silencio de los pájaros, la quietud de los árboles. Todo parece estático, paralizado. Entonces una ligera brisa te acaricia la cara y te mueve el cabello, y observas que todo va cobrando movimiento, poco a poco, como aquel que roza con ironía una mejilla antes de asestar un puñetazo letal.  

Con semejante panorama, mejor uno se queda el fin de semana en casa, al lado de la chimenea y se dedica a hacer lo que más le gusta. En mi caso, he aprovechado para escribir y he tenido tiempo de leerme entero el último libro de Manuel Navarro que había comprado en Amazon. 
Reconozco que lo descargué con la intención de ponerlo a la cola; tengo muchos libros pendientes que me gustaría leer, pero le eché un vistazo a las primeras páginas y ya no lo pude soltar.  

Os hablaré de él muy pronto, pero ahora parece que vuelve a soplar el viento. ¿Cómo se llamará esta vez? ¿Joana? ¿Lucinda? ¿Natasha? Nombres muy bonitos con efectos devastadores.

¡Agárrense que sopla el viento!

2 comentarios:

  1. Maria José González10 de febrero de 2014, 14:40

    Yo si estuve en el museo, una pena lo que les ha pasado... espero que puedan arreglarlo pronto y que le busquen otro sitio mas resguardado.
    Y en cuanto a los nombres de las tormentas... ¿ porque casi siempre son nombres de mujer?....

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  2. Enol también lo visitó con el colegio, Majo. Yo estuve a las puertas hace un mes, pero faltaba media hora para que abriera y soplaba un viento insoportable, así que no esperamos y decidimos dejarlo para otra ocasión.
    ¿Por qué tienen nombre de mujer? No lo sé; tenía entendido que alternaban nombres femeninos con masculinos, pero es verdad que las últimas tienen todas nombre de mujer.

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