viernes, 1 de agosto de 2014

La magia de la Obsidiana



El título de esta entrada podría ser el de una nueva novela.
Pero no.
Uno de los comentarios más bonitos que me han hecho sobre Los Ángeles de La Torre es que no es una historia simple y ya está, sino que uno descubre cosas nuevas entrelazadas con la historia. Pensando en este comentario, intenté extraer la información más interesante que se puede encontrar entre las páginas de la novela.

Lo primero que me vino a la cabeza fue la Obsidiana, una piedra considerada en muchas culturas como la "piedra de la verdad", capaz de abrir un tercer ojo hacia el conocimiento. Mi elección de esta piedra, como elemento mágico de la novela, no fue casual, sino que investigué su influencia en las culturas antiguas. Los mayas, por ejemplo, le atribuían poderes adivinatorios. 


La primera vez que la protagonista toma contacto con la piedra, es un momento especial:

«Ahí estaba, con la superficie lisa y brillante, redondeada y negra como la noche más tenebrosa. Sentí fascinación por sus misteriosos poderes y se me dilataron los ojos de admiración al observarla, hipnotizada.
Al cabo de un rato, unos finos hilos nebulosos comenzaron a recorrer la superficie de la obsidiana. Percibí dentro de mí una extraña conexión con la piedra, como si ésta fuese un ente vivo capaz de interactuar con mi mente.  Los hilos formaron una nube que se movía; iba y venía, aparecía y desaparecía y se iba agrandando, pero no podía distinguir ninguna imagen. Pequeñas nubes fluctuantes aparecieron alrededor de la mayor, como un rompecabezas que se va conformando poco a poco, hasta que la totalidad de la superficie estuvo llena. Las imágenes comenzaron a mostrarse delante de mis ojos; primero sólo se trataba de tenues retazos difuminados que poco a poco iban adquiriendo nitidez; luego, una fluctuación indecisa mostraba únicamente una visión estática y sin movimiento. Hice un último esfuerzo por centrar mi mente dentro de la negrura de la piedra y divisé una secuencia clara que mostraba una acción en todo su contexto». 

En el siguiente párrafo, conocemos en muy pocas líneas las cuatro Nobles Verdades que postula el budismo, las cuatro Virtudes Cardinales descritas en La República, la obra más influyente de Platón, y los cuatro elementos naturales en la Grecia clásica: ¡Waka!

«Ten siempre presente el número cuatro, porque cuatro son los elementos que perduran en el tiempo: el Agua y la Tierra. —Basir me mostró su mano con el puño cerrado. Cuando lo abrió, observé un montoncito de tierra que a continuación dejó caer de forma ceremoniosa sobre el agua. Me pregunté de dónde la habría sacado—.  El Fuego y el Aire —continuó, y entonces su puño volvió a abrirse lentamente mostrando una pequeña llama danzarina. Lo miré estupefacta, tratando de adivinar dónde estaba el truco. Lanzó un fuerte soplido sobre la llama, que tembló durante un único segundo más, y luego se extinguió. Iba a preguntar algo cuando él me detuvo, haciéndome un gesto con la mano—. Son también cuatro las Virtudes Cardinales que te guiarán en esta vida mundana: Fortaleza, Templanza, Prudencia y Justicia. Y cuatro son las Nobles Verdades que nos enseñan que toda existencia es sufrimiento; el origen del sufrimiento es el deseo; se puede acabar con el sufrimiento extinguiendo su causa; para acabar con la causa del sufrimiento seguiremos el Noble Camino hacia la Iluminación. Sólo así podrás llegar a ser una Mortlim justa y benévola».

Otra parte bonita de la novela es la que se desarrolla en las islas Lofoten. ¿Sabéis lo que es una rorbu? Pues es la típica casita que usaban los pescadores de la costa oeste de Noruega, especialmente en esas islas, y están construidas casi sobre el agua.


Esta es la primera impresión de la protagonista ante un paisaje tan espectacular.

«El terreno era irregular y estaba salpicado de grandes manchas blancas de nieve que traté de rodear para no pisar.
Qué hermosa combinación, pensé; nieve al lado del mar.
Las  montañas se alzaban con sus imponentes formas puntiagudas a escasos metros de la ancha olla marina, como blancos dientes afilados desafiando al cielo. Algunas cabañas se encontraban esparcidas por la orilla de la costa. Estaban construidas, al menos en su parte delantera, sobre troncos sumergidos en el mar, con su apariencia de casitas de patas zancudas  sobre el agua. Era un paisaje de bellos contrastes; por un lado el mar azul, en el que se distinguían pequeños islotes solitarios, refugio de aves marinas. Por otro, las montañas, que mostraban el color verde apagado en la base y el tono rocoso y grisáceo, intuido bajo la nieve, de las zonas más elevadas». 

El aria Nessun Dorma de la ópera Turandot, de Puccini, también tiene un capítulo destacado en la novela, y abre una conexión directa entre el protagonista masculino de Los Ángeles de La Torre, Jon Eriksson, y la princesa Turandot. Ambos poseen un alma de hielo que cuesta traspasar. Pero como el amor todo lo puede...
Por cierto, me encanta esta portada tan actual que anuncia la ópera.

Por último, la historia de Lilith, dentro de la mitología hebrea, y su mención en la Biblia, es algo que me fascinó desde el principio, pero la información era muy escasa. No obstante, hallé la suficiente para dar vida a la historia de los Lilim, sus vástagos, unos personajes bastantes desconocidos pero que también forman parte del folclore judío. 

El resultado de todo este compendio de información se encuentra dentro del marco de fondo de una historia de amor, magia y aventuras que desde que la publiqué en diciembre de 2012 no ha dejado de darme satisfacciones. El blog de la novela ha sido un lugar de encuentro con los lectores, a los que agradezco todos y cada uno de sus comentarios. Ellos me han dado la fuerza para seguir escribiendo.

Dentro de poco saldrá a la luz mi segunda novela, otra historia con la que estoy segura de que aprenderéis cosas nuevas. Por mi parte me conformo con recibir el mismo cariño y apoyo que conseguí con la primera.

Hoy, Los Ángeles de La Torre ocupa el puesto nº 18 del top 100 de Fantasía en Amazon.com. Agradezco de corazón a los lectores del otro lado del océano por permitirme seguir ahí, con esta historia a la que tengo tanto cariño. 


2 comentarios:

  1. Qué bonito cartel para Turandot.
    Esperando tu segunda novela. ¿Para cuando?

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  2. Espero poder publicarla antes de finales de este año, Manuel.
    El cartel de Turandot es precioso. Prueba a taparle los ojos con la mano y verás su doble efecto. Un abrazo.

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